A mediados del mes de marzo, esta publicación destacaba los testimonios de los empleados de Estaciones de Servicio que movidos por la capacitación, los tiempos de competencia entre empresas por el márketing y el valor agregado del contacto con los clientes, pero más que ninguna otra cosa, por la necesidad de “juntar unos pesitos extras” al final de la jornada, se esforzaban para que los automovilistas les den la tradicional “propina”.
Pero en pocos meses, la crisis del dólar, la inflación y el constante incremento del precio del litro de nafta, al parecer también llegaron al bolsillo del ciudadano de clase media que debe ponerle combustible a su auto para movilizarse.
“Al principio, cuando vimos por la televisión a Elisa Carrió diciendo que había que dar más propina, nos causó simpatía y pensamos que habría más consideración al momento de que el consumidor nos ayude, pero se está notando que la gente cuida más que nunca el efectivo”, se lamentaron los mismos dos empleados de una expendedora Axion de la zona de Vicente López, que habían sido consultados anteriormente por surtidores sobre este tema en momentos de mayor predisposición a la propina.
En otra expendedora, pero de la zona de Lanús, el encargado de playa, recalcó que “si bien hoy estamos más actualizados en materia de sueldos, al final del día, cuando nos reunimos con los demás compañeros, notamos que hay menos plata en concepto de propinas al momento de repartir el pozo común”.
Del lado de los que traen sus vehículos a la estación a cargar combustible, también hay razones para justificar la merma en el reconocimiento extra a los empleados. “No es mala intención de mi parte, y a veces siento un poco de vergüenza, pero el dinero que uso para la nafta me rinde cada vez menos y hay días que no tengo ese extra disponible para dejarle al playero”, comentó uno de los automovilistas entrevistados en una Shell ubicada en el barrio porteño de Flores.
¿Y EL GNC?
Por otro lado, a pesar de que el GNC no incrementó sus pecios como las naftas, igualmente los taxistas y remiseros de la expendedora ubicada a pocos metros del cementerio de la Chacarita, coincidieron en un panorama desalentador para las propinas.
“El tema no pasa por el precio del gas, porque lo que bajó mucho es el nivel de trabajo y quienes somos choferes, muchas veces apenas llegamos a cubrir el alquiler diario de la unidad”, finalizaron.