En 2015, de acuerdo a datos oficiales, cayó el consumo de nafta súper en 108 millones de litros respecto del año anterior. Lo mismo y con mayor intensidad ocurre en el gasoil, y de a poco se empieza a observar una disminución de los despachos de GNC.

En este escenario, ante el aumento de entre 6 y 8 por ciento que se espera para los próximos días, los empresarios advierten que afectará el nivel de actividad. Así lo entiende Luis Malchioldi, presidente de la Federación de Expendedores de Combustibles (FEC): “A nosotros nos impacta siempre de forma negativa porque disminuye la venta”.

¿A qué atribuye esta situación? Malchioldi brindó su punto de vista: “como no se dio el resultado de la paritaria la gente tiene el desgaste de la inflación del año pasado, entonces el dinero circulante es menor. Supongo que muchos recurren al transporte público. Ahora en la medida que se vaya normalizando, habrá un reverdecer del negocio”.

Para Malchioldi este incremento autorizado por el Gobierno podría ser el último de 2016, lo que englobaría entre un 12 y 14 por ciento al concluir diciembre, sumando el 6 que ya se implementó apenas comenzó el año. “Si funciona el plan antiinflacionario va a tener que ser el último”, sostuvo.

Ahora bien, teniendo en cuenta las variables del mercado, el operador plantea que el “aumento es lógico”, sobre todo si se comparan los precios con los países de la región como Brasil, Chile, Uruguay y Bolivia: “están todos nivelados, sacando Uruguay que es 25 más cara”.

Con esta medida, el Ministerio de Energía compensó los efectos de la devaluación a las refinerías, que pagan el crudo en dólares, a 67 dólares el barril, cuando en las plazas internacionales se comercializa a 30. Pero en definitiva, es el consumidor quien termina subsidiando a las petroleras encargadas de la exploración de hidrocarburos, sosteniendo el petróleo muy por encima de su costo real.