Opinan los especialistas
Las estaciones invierten para adaptar las instalaciones y así capturar nuevos clientes. En ocasiones, deben ajustarse a las características establecidas por el proveedor, en otros, lanzan su propia estrategia comercial.
Vender más café, sándwiches, comidas elaboradas o de paso, son los nichos más frecuentes a los que apuntan los expendedores de combustibles para aumentar el movimiento en las tiendas de conveniencia. En función de esta búsqueda suelen modelar la infraestructura del shop, siempre ligada a las condiciones geográficas en las que se encuentra ubicada.
Lógicamente, no es lo mismo tener el local sobre la ruta, en una zona industrial, o en el centro de una gran ciudad. Varía el volumen y las características socio-económica de los usuarios. Pero lo que nunca cambia, es la lógica de marketing: generar un hábito de consumo.
Javier Palermo, titular de Punto Equipamientos Comerciales, empresa especializada en reformas de interiores de mini-mercados, observa que los estacioneros están adquiriendo modernos mobiliarios para fomentar la llegada de nuevos consumidores. “Hay muchas estaciones que no tienen preparadas las instalaciones y cuando hacen la remodelación el cliente empieza a ir en forma diaria”, analiza.
“En general los estacioneros piden comodidad y por eso cambian los muebles que están deteriorados o viejos”, explica. Tampoco falta el empresario que hace las reformas antes de renovar el contrato con el proveedor. Después de todo, son franquicias que siguen ciertos lineamientos estéticos y de servicio que se deben respetar.
Sobre este aspecto, Palermo indica que las compañías de bandera a veces suelen elaborar directamente los planos, estipulando minuciosamente las transformaciones en base a los manuales de estilo. En otras ocasiones, los propios operadores se lanzan a su aventura, confiando en la experiencia de años de trabajo.
En cuanto a los materiales, nota preferencia por mobiliarios en madera, melamina y productos de acero inoxidable. “El tiempo necesario para reformar un local promedio de 100 metros cuadrados, contando una obra civil mínima y alguna división en durlock, demora entre 35 y 40 días. Generalmente se trata de que el local permanezca abierto pero en algún momento es necesario cerrarlo”, explica sobre el proceso.
Por cuestiones de seguridad, Palermo menciona que hay empresas que prefieren quitar las góndolas del shop, para volcar toda la mercadería detrás del mostrador. Es una tendencia que se observa con mayor frecuencia, por los robos que sufre la actividad.
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