Llega un punto en que no es conveniente disponer de más empleados y pagar más de luz y otros servicios para mantener abierto un negocio que pasada la medianoche no es rentable, salvo excepciones de zonas céntricas, con gran movimiento. En general, las bocas de expendio concretan el grueso de las ventas a lo largo del día.

El compromiso por mantener un servicio a la comunidad tiene un límite claro y delimitado: los asaltos. Sobre todo desde que se producen con violencia, forcejeo con el personal y uso de armas. El crecimiento del consumo de drogas es uno de los factores que los expendedores notan que agravó el problema en los últimos tiempos. 

Luis Malchioldi, presidente de la Federación de Expendedores de Combustible (FEC) planteó sobre el tema: “Crece la inseguridad en la provincia de Buenos Aires, a pesar de los esfuerzos de las autoridades. Eso genera un masivo cierre de estaciones durante la noche, sobre todo de las que están aisladas”.

El dirigente aclara que “también tenemos registros durante el traslado de dinero a los bancos”. Estos atracos son los que más preocupan, ya que cuando se concretan significan la recaudación de varios días. Son millones de pesos porque incluyen los pagos al proveedor e impuestos.

Malchioldi explica que como este dinero no pertenece a los comerciantes, cuando los ladrones logran su cometido “generan dudas sobre la continuidad”. Los puestos que no tienen espaldas financieras se encuentran ante una situación que los lleva a la quiebra. Se suma que no gozan de buenos márgenes por la comercialización de combustibles.

“El robo en los traslados trasciende por datos del playero; no son ajenos y son los que hacen la recaudación”, advierte Malchioldi. Por cómo se instrumentan asegura que hay cierta inteligencia de los delincuentes, información que sólo se conoce por parte del personal.

Para evitar este inconveniente algunas firmas proponen una solución integral para la administración de recaudaciones en estaciones de servicio que permite reducir costos, minimizar riesgos y mejorar la productividad en la administración de dinero en efectivo. En general, está integrada por una caja de seguridad inteligente con lectoras de billetes, un servicio de recaudación en camión blindado de los valores depositados en dicha caja y el recuento de los mismos para su posterior depósito bancario.