Mientras que en octubre de 2014 había 591 Estaciones de Servicio “blancas” activas según un informe privado de la Cámara de Expendedores, en Diciembre la cifra trepó a 1051. El crecimiento exponencial de este segmento anticipa un futuro poco promisorio para los empresarios que las operan: La mayoría termina cerrando a pesar del esfuerzo por subsistir.
En la mayoría de los casos son aquellas que quedaron fuera del radar de las grandes compañías. También las hay de empresarios que favorecidos por el contexto, eligieron comercializar combustibles sin mantener una relación contractual.
De acuerdo al relevamiento, Buenos Aires y Santa Fe son las provincias con mayor cantidad de comercios sin emblema. Muchos de ellos destinados a abastecer la demanda del campo a través de gasoil importado, de bajo costo en relación al que pueden proveer las bocas que pertenecen al entramado comercial de una petrolera.
Esta circunstancia les ofrece la posibilidad de hacerse fuerte en el interior, donde el precio es el principal factor que decide la compra. Según la web del Ministerio de Energía, hay diferencias de hasta un 10 por ciento entre productos de calidad similar pero distribuidos por alguna de las marcas más reconocidas del mercado.
¿Qué sucedería si todas las bocas de estas características se unieran en una sola red? Conformarían la segunda en importancia en el país detrás de YPF que cuenta con 1.532 comercios, pero muy por encima de Shell que es la que le sigue con 615 y AXION que embandera con 506.
Actualmente en nuestro país funcionan 4.423 Estaciones de Servicio que ofrecen combustibles líquidos y GNC, además de otras 570 que solo despachan gas vehicular. De esa cantidad, poco menos del 10 por ciento pertenece a una compañía petrolera, siendo Opessa la de mayor envergadura y la del Automóvil Club Argentino la segunda en importancia.