Informe de coyuntura
La baja en las ventas puso en peligro a las bocas de expendio, particularmente aquellas que comercializan un bajo volumen de litros. Ante esta situación, estacioneros definieron que el piso de la actividad debe superar ese caudal.
Las fluctuaciones de la economía impactan de manera directa en la actividad de las Estaciones de Servicio a pesar que la demanda de combustibles al ser inelástica, no debería obedecer a estas variables.
Dependiendo de la coyuntura, los automovilistas acuden a los surtidores con mayor o menor frecuencia alterando la ecuación de rentabilidad de los operadores. Es así que el piso para lograr la subsistencia fluctúa mes a mes subordinado a los cambiantes estados de ánimo del bolsillo de los consumidores.
Actualmente las expendedoras atraviesan una “meseta” de consumo, provocando un punto de quiebre en muchas de ellas, en especial las de menor caudal de ventas. Al respecto, el presidente de la Cámara de Estaciones de Servicio de Formosa, Ángel Bigatti, explicó las consecuencias de este presente.
“La baja acerca hacia lo que determinamos el punto de equilibrio, donde no se gana ni se pierde. A veces se sigue subsistiendo, porque habría dos rentabilidades. La financiera y la económica. En la segunda entran en juego las amortizaciones, las previsiones y también las renovaciones que impone el mercado, las costumbres o las franquicias a las que uno debe cumplir”, detalló a medios locales.
A raíz de esto, afirmó que “algunos subsisten un tiempo, pero no pueden hacerlo permanentemente porque no les dan los números para mantenerse en una competencia en cuanto a lo que el mercado demanda”, aseveró.
Si bien es diferente en cada local en función de los costos fijos y variables, ubica el piso en 300.000 litros. Este nivel de volumen, ambicioso para muchos operadores del interior del país, arroja en promedio un peso de margen al estacionero.
Estos números, el empresario aclara no obstante que son volátiles, ya que hay cuantiosos gastos que llama “contingentes”, que surgen de improvisto y modifican el balance de la actividad. “Son los de mantenimiento fundamentalmente, que a costa de reiterarse se transforman en fijos. Por ejemplo roturas, reparaciones, que implican una disminución de los ingresos”, ejemplificó.
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