Puma, un ícono del mercado petrolero que brilló en el país hasta los años 90 de la mano del Grupo Soldati, relanzó su marca, esta vez bajo el mando de la poderosa compañía holandesa Trafigura.

Comenzó con la instalación de una planta de abastecimiento de combustibles en la localidad de Campana y al poco tiempo se lanzó a conquistar a los automovilistas a través de modernas y confortables Estaciones de Servicio.

La primera (agroservice) se instaló hace un año en la localidad bonaerense de Saladillo. Desde aquel mojón hasta hoy, lleva concretado 22 contratos con expendedores independientes y se propone cerrar con 40 antes de concluir 2017. No obstante, aseguran, podrían ser más debido al interés creciente de empresarios que se quieren sumar a la red.

La última inaugurada se ubica en el partido de La Matanza, en un predio de 4.600 metros cuadrados. Desde Puma se entusiasman con la gran aceptación que la marca va logrando en los consumidores, gracias a tres pilares que consideran fundamentales: la calidad distintiva del producto que se ofrece, la percepción del cliente sobre la empresa, y finalmente el reconocimiento de una bandera que goza de una dilatada historia en la Argentina.

La intención de la empresa es sin dudas consolidar su presencia local. La estrategia original es concretarlo a través de un proyecto a largo plazo, no obstante –y tal como trascendió en su interés por Pampa Energía y más recientemente por los activos de Shell- está atenta ante las oportunidades que puede ofrecer el mercado.

Puma es un conglomerado global de energía que presta servicios midstream y downstream integrales en 49 países. Maneja directamente más de 7650 empleados, tiene sede central en Ginebra y posee centros regionales en Singapur, Johannesburgo (Sudáfrica), San Juan (Puerto Rico), Brisbane (Australia) y Tallin (Estonia). Las actividades centrales de Puma Energy en el sector midstream incluyen suministro, almacenamiento y transporte de productos petroleros.