La disparada del dólar está cerca de borrar por completo el beneficio que obtuvieron las petroleras en los primeros días de este mes, cuando se les habilitó un aumento para todo el tercer trimestre de 7,2 por ciento en los precios de las naftas y de 6 en los del gasoil.

Según explican medios especializados, si se mantiene la tendencia alcista y el petróleo también empieza a repuntar, sería inevitable una nueva suba de los combustibles para octubre, cuando deberían actualizarse los precios por última vez en 2017 de acuerdo al convenio pactado entre las compañías y el Gobierno.

A pesar de resultar una noticia poco feliz para la mayoría de los consumidores, las perspectivas avizoran un futuro prominente para la industria del Gas Natural Comprimido. Es que cada que vez que se produce un cimbronazo en los surtidores, los efectos replican positivamente en la actividad relacionada con el GNC.

“Somos optimistas”, expresó el Presidente de la Cámara de Productores de Equipos (CAPEC), Hugo Lamy. “Tuvimos un julio muy bueno si lo comparamos con los primeros meses de 2017”, justificó.

El empresario hizo mención a la información divulgada por Surtidores respecto a un relevamiento efectuado por el Ente Nacional Regulador de Gas, que indicaba que los traspasos crecieron 43 por ciento respecto al mes anterior revirtiendo una tendencia declinante que acumulaba más de un año.

“El viernes pasado fue un día record, se realizaron más de 480 conversiones en todo el país, una cifra que no se conseguía desde hace tiempo”, celebró Lamy. “Estoy convencido que la tendencia se consolidará, especialmente si las naftas siguen aumentando”, agregó.

Los expendedores por su parte, esperan que este “veranito” se replique rápidamente en las Estaciones de Servicio y revierta un presente dificultoso que amenaza la continuidad de cientos de establecimientos con poco volumen de ventas y jaqueados por el continuo incremento de los costos operativos, muchos de los cuales se referencian en la cotización de la divisa estadounidense.