Los jóvenes actuales son idealistas, impacientes y están bien preparados académicamente. Muchos de ellos han tenido oportunidad de viajar por el mundo a edad temprana, de estudiar en una mejor universidad que sus padres y se  destacan por sus altas expectativas y la sobrada  confianza en sí mismos. Pero al mismo tiempo, también subrayan rasgos como la capacidad de adaptarse a nuevas condiciones y cambiar de hábitat y de trabajo, así como la de crecer rápidamente y resolver varios problemas simultáneamente. Y casi no recuerdan cómo era el mundo sin Internet.

La generación de jóvenes se compone de este tipo de personas que quieren todo a la vez. No están dispuestos a soportar un trabajo poco interesante y rutinario, no quieren dejar las cosas buenas para luego. Lo que sí quieren es dejar su huella en la historia, vivir una vida interesante, formar parte de algo grande, crecer y desarrollarse, cambiar el mundo que les rodea, y no solo ganar dinero.

¿Nunca escuchaste a los padres hablar de lo duro que era la vida cuando eran jóvenes? ¿Sobre cuánto sacrificio tenían que hace para disfrutar de los lujos más mundanos? Detrás de este sermón se esconde una gran verdad: en efecto, la vida fue más dura para ellos y sus padres. Y es que el siglo XX se caracterizó por las grandes crisis económicas y los conflictos bélicos,  guerras mundiales y movimientos migratorios, solo por nombrar algunos ejemplos. Sin dudas el valor del esfuerzo era otro, y las generaciones anteriores han tenido que esforzarse mucho para alcanzar objetivos sencillos.

Miguel De Paoli, actual Gobernador del Distrito 4845 de Rotary International y Ex Presidente de CECACH, fue consultado por este medio para conocer su visión sobre el fenómeno de las nuevas generaciones en la administración de las empresas Pymes al frente de las Estaciones de Servicio, basado en su experiencia personal: “Me he transformado en un traductor entre lo anterior y lo actual, en beneficio de una mejor gestión empresaria”, explicó.

“Dos jóvenes de 25 no hacen la experiencia de un hombre de 50 años, ni tampoco un hombre de 50 años puede trabajar sin dos jóvenes de 25, la gran oportunidad de esta simbiosis generacional es poder comunicar en ambos sentidos, las experiencias y los conocimientos, para convivir en pos de las metas trazadas”, señala el directivo.

Las estaciones de servicio que hoy crecen en volúmenes de ventas dentro de un contexto competitivo, son aquellas que mejor interpretan la “traducción” entre ambas generaciones: ¿qué quieren los jóvenes consumidores? ¿cuáles son sus preferencias al momento de comprar? ¿publicamos un aviso en el diario, o vamos a las redes sociales? “Hoy mas que nunca tomo decisiones comerciales basándome en las opiniones de mis hijos Pablo (27) y Nicolás (25) porque son ellos los que están viendo un mundo diferente, desde su particular perspectiva: La migración de un sistema de gestión (software), la implementación y difusión de las promociones, la capacitación del personal con las nuevas herramientas, solo por mencionar alguna de todas ellas, sería un camino más difícil y oneroso por recorrer sin su colaboración”, reconoció con orgullo De Paoli.

A modo de conclusión, pidió trazar con la imaginación un paralelo entre las experiencias comerciales de dos décadas atrás y las actuales. “Verán un mar de diferencias. Siguiendo el mismo hilo, les pido hagan lo mismo, pero veinte años hacia el futuro, y encontrarán un océano de contingencias que sólo puede ser navegado por los más intrépidos, cualidades similares a la de nuestros abuelos que quizás llegaron desde otro continente para `hacer la América´ con el fruto de su sacrificio y el empuje de su juventud”.

“La mejor inversión, pensando a futuro, es conocer mejor a nuestros jóvenes y capacitarlos para ejercer el liderazgo en el ámbito de la empresa, pero a la vez, con gran tolerancia aceptar el desafío de convivir en armonía, tirando todos para el mismo lado”, concluyó el empresario.