Manuel García, presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI) considera que es un riesgo expresar en una nueva ley la posibilidad que las compañías petroleras puedan contar con puntos de expendio de naftas y gasoil propios.

“No podemos negociar la integración vertical, debe directamente desaparecer; para lograr un mercado sano y saludable, donde podamos trabajar en condiciones de igualdad, las petroleras no deben tener ni pocas ni muchas, ninguna”, sostuvo en contacto con surtidores.com.ar.

El dirigente explica que cuando un local que pertenece a las refinerías se instala en una calle o ruta termina impactando de manera directa en los operadores que ya estaban trabajando en la zona. “Absorben las ventas con promociones, descuentos, mayores beneficios y más volumen en los surtidores”, señaló.

En definitiva, García plantea abolir la posición dominante de las banderas: “hay que establecer en la nueva ley un modelo de contrato que sea consensuado entre las partes para que no sea como ocurre ahora, que son inmorales y a favor de las petroleras”.

El Estado, en su opinión, debería ser el garante de esta relación de largo plazo, para evitar el cierre de los comercios pequeños. “Se tienen que fijar pautas de supervisión”, propone a modo de artículo en el texto del proyecto que podría tratar el Congreso en 2017.

Y en defensa de las bocas blancas, García exige que los proveedores estén obligados a entregar combustibles en los mismos términos que a sus redes de distribución minorista. “Tendrían que tener acceso a que las compañías petroleras las abastezcan en tiempo y forma, con precios competitivos, así como ocurre en otros países, donde son codiciadas por las compañías”, se explayó.

De no lograr la incorporación de estos aspectos, el empresario alerta que “se legalizaría la muerte de los estacioneros”. Sin estos cambios, no sólo no encuentra aspectos positivos, sino que además considera que se perderá una oportunidad histórica.