“El Estado debe dejar de subsidiar indirectamente el precio del GNC para automóviles de alta gama de uso particular e implementar de una vez por todas una política que evite el actual despilfarro de recursos de un combustible que hoy el país está importando con la consecuente pérdida de millones de dólares“, expresó el Director del Estudio Carranza, Torres y Asociados, Dr. Favio Casarín.
En ese sentido, consideró que “el precio del GNC debe equipararse al del gasoil común y el gobierno debe implementar una política especial de subsidios a los sectores de servicios que utilizan el gas para automotores de manera diferenciada, al estilo del gasoil para el campo” y afirmó: “el gobierno va a tener que arreglar lo más rápido posible este desfasaje que le produce al país una gran sangría de divisas“.
Se refirió Casarín al la dura situación de los estacioneros de GNC y expresó: “a pesar de que existe el precio liberado, no pude seguir sosteniéndose un precio al público de 10 pesos el metro cúbico de gas, ya que los tarifazos sorprendieron a los empresarios pymes de estaciones de servicio, junto con el aumento de impuestos que deben afrontar“.
Detalló el abogado que las principales preocupaciones que recibe de los clientes del sector de comercialización de combustibles pasan hoy por los altos costos que deben enfrentar y que ponen a los comercios al borde de la quiebra, ya que la inflación golpeó sobre los costos de los insumos, los costos de los servicios, los salarios de los empleados y esto formó una combinación “muy difícil de controlar para el expendedor.”
Por otro lado, brindó su visión sobre los precios actuales de los combustibles líquidos y aseveró: “el aumento de las naftas no nos sorprende, ya que ahora tenemos un precio más emparejado con el resto de la región”. En ese sentido, señaló que “la gente se confunde al ver que baja el precio internacional y aquí se incrementa“, por ello explicó que “es preciso mantener el precio interno y hay que recordar que en otras épocas fue al revés la situación” y advirtió que antes había una distorsión de precios muy grande.
Si bien reconoció que el incremento provocó una merma importante en las ventas de combustibles líquidos, el letrado expresó que gracias a ello se produjeron situaciones beneficiosas como por ejemplo, que ya no existen más los cupos de ventas que antes imponían las petroleras y que no le permitían al estacionero vender más de lo que las compañías decidían.
También informó que luego de muchos años “YPF volvió a implementar el conocido concepto del incremental, por el cual, las estaciones que venden más de lo previsto, reciben una comisión extra de la que cobran de manera normal”. No obstante dijo que aún algunos empresarios medianos se quejan por el hecho de que el piso para cobrar dicho premio, aún es muy alto y solo beneficia a las grandes expendedoras.
Finalmente sostuvo que este aumento de precios de naftas, disminuyó notablemente la “brecha que había entre YPF y las demás petroleras, que se sentía mucho más fuerte en el interior del país, con diferencias de hasta 20 por ciento más barata la nafta de la petrolera estatal“.