A pesar de que para los estacioneros los incrementos de precios resultaron un alivio para enfrentar la suba de los costos operativos, el principal resquemor es su impacto en la demanda. En general afirman que el “efecto aumento” se siente los primeros días, pero que poco a poco tiende a recuperarse.

Sin embargo, a más de dos semanas de haber ocurrido la modificación de las pizarras, nada parece indicar que ocurra tal reposición a los niveles anteriores y que por el contrario, los empresarios aseguran que los consumidores cambiaron algunos hábitos para enfrentar los efectos de la suba en su bolsillo.

Al respecto, Pedro Llorvandi, Presidente de la Cámara de Expendedores de Santiago del Estero advierte que la gente pide que le carguen cifras exactas. “En el 80 por ciento de los casos de quienes se acercan al surtidor reclaman un monto exacto”, afirma, en contraposición a los pocos que requieren “tanque lleno”.

El directivo explica que la carga promedio es variable de acuerdo a la unidad de carga. “En autos entre los 300 y 500 pesos, en camionetas entre 500 y 1000 pesos y en camiones no hay un patrón fijo”, enumera.

Y no solo en naftas y gasoil se da esta mecánica, Llorvandi sostiene que la actitud se repite en el Gas Natural Comprimido. “En este sector del GNC hay dos públicos, uno de carga fija de 50 o 70 pesos y quien viaja o trabaja, que siempre llena el tubo”, detalla ante la consulta de surtidores.com.ar.

Otro recurso que utilizan los automovilistas para escaparle a la crisis es la mayor utilización de tarjetas de crédito. En ese sentido, el dirigente santiagueño señala que hay más ventas con plásticos. “Se han incrementado en un 15 por ciento en relación al primer semestre 2016”, apuntó.

El dato confirma las precisiones de Atacyc, la cámara que nuclea a las principales empresas del sector, que reveló que las operaciones con tarjetas de crédito se incrementaron 41 por ciento en 2016, siendo el rubro “Combustibles” uno de los de mayor crecimiento.