Según estadísticas recientes elaboradas por la Confederación de Entidades de Combustibles de la República Argentina (CECHA), en nuestro país operan activamente 4422 estaciones de servicio. La cifra representa un puesto de expendio cada 3.000 autos aproximadamente, el doble que hace 15 años.

La paradoja es que a comienzos de siglo existían 6300 bocas para un parque vehicular mucho más acotado que el presente. ¿Qué sucedió para que en los últimos tres años, por ejemplo, cerrara un comercio cada ocho días a pesar de la explosión de consumo ocurrida en 2014?

Desde la entidad que nuclea a 14 provincias del territorio nacional explican que “el incremento constante de los costos, sobre todo en la escala salarial y el aumento de los insumos propios de la actividad, conjugado con un régimen de precios sustancialmente bajos, que en su momento impulsó YPF cuando estaba comandada por Repsol, generó una situación muy dificultosa para la supervivencia de las estaciones”.

El relevamiento actual contrastado con el período citado anteriormente precisa que si bien la retracción del mercado afectó a las principales marcas por igual, el efecto tuvo mayor incidencia en aquellas que no exhiben bandera de ninguna petrolera.

Actualmente en el país conviven más de 1100 expendedoras de estas características, la misma cantidad que la suma de las que llevan el emblema de AXION y Shell juntas. Sobreviven las que despachan GNC, aunque el último aumento de tarifas también podría dejar a muchas de ellas fuera de circulación.

“Seguramente el número seguirá subiendo”, estima el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI), Manuel García. “El panorama está muy complicado y nadie sabe que va a suceder en el corto plazo”, advirtió.

El empresario asegura que la situación se complica en razón de que las petroleras “están haciendo una renovación selectiva de los contratos”, dejando en su opinión a muchas bocas abandonadas a su suerte. “Somos el eslabón más débil de la cadena de comercialización, el Estado debería ocuparse de elaborar una política que nos proteja frente a las arbitrariedades de las grandes compañías”, reclamó García finalmente.