El margen de distribución, se define en un estudio realizado por SEG Ingeniería, la primera consultora de reducción de costos energéticos de Uruguay, como el total de costos en que se incurre desde la puerta de la refinería hasta el surtidor en la Estación de Servicio.

Incluye, por lo tanto, costos de fletes mayorista, minorista, la amortización de los activos que intervienen en este eslabón de la cadena de valor (vehículo, tanques, surtidores, etc.) y la ganancia pura de quien realiza el negocio.

El relevamiento analiza los márgenes de distribución de varios países de la región, cuya información se resume en la tabla. En Argentina según la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac), el costo de la distribución representa el 15 por ciento. El precio del combustible es una las principales variables, acompañado de cerca por el peso de los salarios.

El informe concluye que: “En Uruguay, los márgenes de distribución se ubican muy por encima de los valores que surgen de la regulación comparada. El margen promedio para las naftas en el año 2016 (ene – nov) fue superior al 50 por ciento y el del gasoil en el orden de 45. Estos porcentajes dan indicios claros de que hay espacio para mejorar en eficiencia en este segmento del mercado”.

Vale recordar que a fines del año pasado, la petrolera nacional renegoció a la baja dichos márgenes de distribución, que llevó a un inédito conflicto y paro de Estaciones de Servicio que no despacharon combustible los días 20 y 21 de noviembre de 2016.

Uruguay tiene un sistema monopólico de refinación, venta y fijación de precios de los combustibles en manos de ANCAP. El país importa el 100 por ciento del crudo que consume ya que no posee reservas hidrocarburíferas. Los precios de venta de los combustibles son fijados en función del valor del barril de petróleo y del dólar, y es uno de los más caros de la región.